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lunes, 23 de abril de 2012
domingo, 22 de abril de 2012
Insecticidas
Los insectos son los que más plagas ocasionan. Escarabajos, orugas, moscas y mosquitos, y muchos otros tipos de insectos causan grandes daños en las cosechas y transmiten enfermedades. Más de la mitad de los pesticidas son del grupo de los insecticidas.
Desde hace milenios los hombres utilizan sustancias como cenizas, azufre, compuestos arsenicales, tabaco molido, cianuro de hidrógeno, compuestos de mercurio, zinc y plomo, etc. para luchar contra los insectos. Forman el grupo de los llamados insecticidas de la 1ª generación. Son productos en general muy tóxicos, poco efectivos en la lucha contra la plaga y muy persistentes en el ambiente (hasta 50 años). Hoy día se usan muy poco y bastantes de ellos están includo prohibidos por su excesiva toxicidad..
Los avances de la ciencia y de la industria química hicieron posible la aparición de mejores insecticidas que se suelen denominar de la 2ª generación. Son un variado conjunto de moléculas que se clasifican en grupos según su estructura química. Las tres familias más importantes son los organoclorados (clorocarbonados), los organofosfatos y los carbamatos.
Los organoclorados (DDT, aldrin, endrin, lindano, etc.) son tóxicos, su persistencia en el ambiente sin ser destruidos llega a ser de años y se bioacumulan, es decir, van aumentando su concentración al ir ascendiendo en la cadena trófica.
Los organofosfatos (malation, paration, etc.) son poco persistentes (días) y se eliminan en la orina. Muy tóxicos para el hombre, tanto como los más conocidos venenos como son el arsénico, la estricnina o el cianuro. Fueron desarrollados a partir del gas nervioso preparado por los alemanes en la 2ª Guerra Mundial. Se usan mucho en agricultura.
Los carbamatos (por ejemplo el carbaril, de nombre comercial Servin; o el propoxur, llamado Baygon, etc.) son poco persistentes (días) y se eliminan en la orina. Son poco tóxicos para el hombre pero menos eficaces en su acción como pesticidas que los organofosfatos. Se usan menos en agricultura y más en interiores, como insecticidas caseros, etc.
El caso del DDT resulta especialmente interesante de analizar por ser muy representativo de los pros y contras de los insecticidas, especialmente de los más antiguos. Algún autor ha llegado a titular su capítulo sobre este producto con el expresivo encabezamiento de "Una historia de beneficios olvidados y de ingratitud social"
Químicamente el DDT es el 2,2-bis-(p-clorofenil)-1,1,1-tricloroetano y fue el primero de los insecticidas de la 2ª generación. Había sido sintetizado en 1874 pero su uso como insecticida comenzó en 1939 cuando el químico suizo Müller descubrió sus propiedades como veneno para los insectos y su baja toxicidad para los humanos. Este científico recibió el Premio Nobel en 1948 en reconocimiento al impresionante avance que este producto había representado en la lucha contra las enfermedades y las plagas. Se calcula que en los primeros años de uso del DDT se evitó la muerte de 5 millones de personas cada año, además de la protección de cosechas y del aniquilamiento de insectos domésticos. Así, por ejemplo, en la India, en 1952 hubo 75 millones de caos de malaria y en 1964, después de usar masivamente el DDT, 100.000 casos.
Pero conforme se fueron descubriendo algunos importantes problemas asociados a su uso, empezó a ser cada vez menos usado. La máxima producción de este insecticida se produjo en 1970 y a partir de entonces se fue prohibiendo su uso, cada vez en más países, y descendiendo su producción. El motivo de este declinar del favor social del DDT fueron los graves problemas que se detectaron. En primer lugar es un producto de lenta conversión a sustancias no tóxicas en la naturaleza, su persistencia media es de unos 3 años. Además es muy poco soluble en agua, lo que hace que no se elimine en la orina, y es muy soluble en grasas, por lo que se acumula en tejidos de los organismos. Por estos motivos se va acumulando a lo largo de la cadena trófica. Así, por ejemplo, el DDT que se extendía sobre un cultivo se encontraba en una concentración bajísima en las plantas; pero en los insectos que se alimentaban de estas plantas estaba ya en concentraciones diez veces mayores. Si el insecto resiste al DDT será comido por ranas, por ejemplo, en las que el DDT alcanzará concentraciones 100 veces mayores que las de las plantas; y las rapaces que comen a las ranas llegan a tener concentraciones 1000 veces mayores. Uno de los principales efectos de estas concentraciones de DDT fueron sobre la reproducción de las aves, porque sus huevos tenían unas cáscaras extraordinariamente finas y frágiles y muchos se rompían durante la incubación. De esta forma las poblaciones de algunas especies de aves disminuyeron de forma alarmante.
Otro importante problema fue que muchos organismos desarrollaron resistencia y para luchar contra ellos había que emplear cantidades cada vez mayores del producto y con menor eficacia..
De ser un benefactor de la humanidad pasó a ser enemigo público entre los años 1970 a 80 y con ello llegó su prohibición. Aunque, afortunadamente, su desuso coincidió con el desarrollo de nuevos insecticidas con características mucho menos peligrosas.
Las plantas no deseadas que crecen en los cultivos son uno de los problemas clásicos en agricultura. Los herbicidas se han desarrollado para destruir estas malas hierbas.
Desde el punto de vista de su naturaleza química hay más de 12 familias de compuestos químicos que se usan como herbicidas. Hay herbicidas selectivos que solo matan algún tipo de plantas y otros no selectivos que matan toda la vegetación. Entre los selectivos los hay que eliminan las plantas con hoja ancha mientras que otros eliminan las hierbas gramíneas.
Los dos herbicidas más comunes tienen una estructura química similar. Son el ácido 2,4-diclorofenoxiacético (2,4-D) y el ácido 2,4,5-triclorofenoxiacético (2,4,5-T). Su estructura química es similar a la de la hormona del crecimiento de algunas plantas y destruyen las plantas de "hoja ancha", pero no las gramíneas (hierbas y cereales). Son, por esto, muy utilizadas como herbicidas en cultivos de trigo, maíz, arroz, etc. que son algunos de los cultivos más importantes del mundo. MIRA LOS TIPOS DE INSECTICIDAS
Insecticidas peligrosos
Otros agrotóxicos que se están usando son los llamados de efecto de segunda generación porque muchos de ellos son disruptores hormonales, tal como el 2-4 D.
Si uno analiza a una persona contaminada, no le encuentra ningún residuo ni efecto de agrotóxicos, pero sí en cambio se lo encontrará en su descendencia. Esto ha sido probado en aves, ratones, mamíferos e incluso cada día pueden verificarse más niños con malformaciones y deficiencias como consecuencia de estas contaminaciones. Las generaciones de hoy tratan de encontrar métodos para el control de las plagas con el objetivo de que sean compatibles con la naturaleza y con el propósito de conservar los ecosistemas. Una de las principales alternativas a seguir es la de integrar distintas medidas de control, a lo que nos referimos con esto es a un sistema productivo en conjunto para alcanzar una producción sostenida, en forma económica aceptable y asegurar el bienestar de la humanidad. Otro de los factores a considerar son las medidas legales. Muchos son las naciones que hoy exigen del país el cual exporta, que el uso de productos que estén autorizados en el país de destino. Como conclusión, todas las investigaciones en la actualidad se centran o tiene como finalidad en optimizar la relación control de plagas, insecticidas y ecología.
InsecticidAS
Un insecticida es un compuesto químico utilizado para matar insectos. El origen etimológico de la palabra insecticida deriva del latín y significa literalmente matar insectos. Es un tipo de biocida.
Los insecticidas tienen importancia para el control de plagas de insectos en la apicultura o para eliminar todos aquellos que afectan la salud humana y animal.
Los ácaros no son insectos y pueden ser inmunes a algunos insecticidas (se eliminan con productos específico, los acaricidas).
En el lenguaje cotidiano este término se utiliza para referirse a los productos que tienen la propiedad de matar insectos y de una forma restringida a las suspensiones en botes de aerosol, o como una crema para aplicación.
Tipos de insecticidas
Los tipos de insecticidas utilizados dependerán de la clase de peste o plaga de que se trate. Los Herbicidas se utilizan para eliminar las malezas. El más utilizado a nivel mundial y nacional es el herbicida glifosato que se vende bajo el logo comercial de Roundup Ready. La soja RR de la transnacional Monsanto, se llaman así porque son Resistente al glifosato Roundup, tienen un mecanismo que puentea la acción del veneno y que le permite ser fumigada indiscrinadamente. En Argentina se calcula que estamos usando 160 millones de litros de herbicidas. El glifosato puro, de acuerdo a los manuales y registros, se clasifica como inofensivo para el hombre. Sin embargo, cuando se formula, y se le agregan adherentes comienzan los problemas. El herbicida es dosificado y le agregan adherentes para que al pulverizarlo se pegue a la hoja y se distribuya mejor, para ello usan una especie de detergente y para que sea más eficiente en la absorción de la planta se le agregan compuestos, todos de alta toxicidad. Se llama insectos a todo bicho que camina y causan daños a la producción. Una variedad de insecticidas muy utilizada son los Piretroides pero hoy se tiene certeza que no son tan seguros como se creía. También como pesticida se emplea el Endosulfán que es un un compuesto clorado. El Endosulfán es un químico que se emplea para eliminar las orugas. Esta droga se encuentra en el grano de la Soja Solidaria que se reparte en los comedores de nuestro país. Es altamente tóxico. Los funguicidas se utilizan para enfermedades causadas por hongos y de uso preventivo. En la actualidad se promueve fervientemente la utilización de productos contra la roya de la soja, entonces cuando aparecen manchas similares al óxido en las plantas, hay que pulverizarlas. Se ha considerado que los fungicidas son menos dañinos que los insecticidas, sin embargo en muchos países están prohibidos algunos de ellos, tales como los carbamatos.
Insectos e insecticidas
Los insecticidas son los agrotóxicos, plaguicidas encargados de terminar no sólo con microorganismos, bacterias y hongos, sino también de exterminar todo tipo de plagas.
Como todos sabemos, los plaguicidas están diseñados para destruir determinados seres vivos que a la vez pueden ser organismos, siendo muchas veces no selectivos al cumplir su función, pudiendo ocasionar efectos no deseados en otros seres vivos, incluyendo al ser humano. Pueden contaminar tanto el aire, el agua, los alimentos, el suelo, como exterminar al resto de los seres vivos, sean animales o plantas, además del dañar gravemente a los seres humanos.
Algunos son persistentes y yacen largos lapsos de tiempo en el ambiente antes de desintegrarse, acumulándose en los tejidos de los organismos vivos, cuando estos respiran, beben líquidos o ingieren alimentos. Algunos no se descomponen por los mecanismos naturales de desintoxicación. No siempre permanecen donde fueron aplicados. Algunos pueden viajar rápidamente largas distancias arrastrados por el viento y el agua, incluso a zonas remotas del planeta. La forma usual de entrada al organismo de un plaguicida es por contacto directo con la piel, pero también pueden entrar por los ojos, la boca (especialmente en los niños) y por los pulmones. La exposición a agrotóxicos puede causar irritación, dermatitis, cambios de coloración de piel, quemaduras, náuseas, vómitos, diarrea, irritación, polipnea, edema pulmonar arritmias, falla cardiaca, edema pulmonar, mareos, alteraciones de estado de conciencia. Los síntomas de intoxicación por plaguicidas pueden ser confundidos con resfriados, gripes o alergias. Pueden aparecer horas, días o, muy rara vez, semanas después de la exposición.
Tipos de fungicidas según su campo de aplicación
Tipos de fungicidas según su campo de aplicación
- Uso en revestimientos de semillas.
- Uso para desinfección del suelo.
- Para aplicación sobre las plantas.
Los fungicidas de hoy, mucho más variados, se emplean de un modo más selectivo, para combatir hongos específicos en plantas específicas. Otros fungicidas de uso común son los compuestos orgánicos de mercurio, eficaces en el tratamiento de las semillas antes de la siembra, y los ditiocarbamatos, compuestos que contienen azufre y se aplican en una gran variedad de cultivos, árboles y plantas ornamentales.
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